Raimundo Mercedes
Fundador/CEO Padres Brillantes

El siglo que estamos viviendo ha continuado la tendencia con que fue despedido el anterior en lo que respecta al aumento de la violencia social. Nuestros jóvenes viven en un mundo que parece ser diferente al que habitamos los adultos, el desarrollo tecnológico tal parece que en lugar de ser algo que nos ayuda a desarrollarnos nos está creando una barrera, cada vez más impenetrable, entre nosotros y nuestros hijos.

Es penoso ver y escuchar los noticieros de cada día o revisar los periódicos. Las informaciones son cada vez más impactantes y desgarradoras. Estamos fuera de control, las víctimas y los victimarios se multiplican.

Pretendemos corregir esta situación enfocándonos en crear programas de ayuda a las víctimas y ensañándonos contra los victimarios, para quienes pedimos los castigos más terribles, de acuerdo a la falta cometida.

violencia_educacionEs tiempo de buscar la verdadera razón de lo que nos está llevando a esta lamentable situación. Identificándola es como podremos atacar el mal donde nace y lograr variar estos resultados.

Desde nuestra óptica el problema se fecunda en cada uno de nuestros hogares, desde el mismo momento en que se produce la concepción, y no es que pensemos que traer un hijo al mundo sea un agravio, antes al contrario, para todos los que tenemos la dicha de ser padres, esta es la manifestación más pura del amor.

Pero ese amor, está probado, no lo sabemos manejar y por eso, quizás sin darnos cuenta, generamos el cambio y convertimos esa hermosa suerte en un verdadero calvario, para nosotros y para la sociedad. Lo provocamos nosotros porque somos los responsables de prestar la atención que requiere esa criatura, que llega al mundo completamente inocente.

Si queremos saber porque unos niños son malos y otros son buenos no podemos estudiar su comportamiento a partir de su adolescencia. Debemos indagar en lo sucedido durante su periodo de crecimiento, desde el momento de su nacimiento, y a lo largo de sus primeros años de formación. Es durante esa etapa donde, con nuestras actuaciones, para con él, con sus hermanos, con nuestra pareja, nuestros vecinos, sus maestros y todos aquellos con quienes nos relacionamos, vamos mostrándole lo que percibe es la forma correcta de actuar y comportarnos.

violencia educacionPretendemos que los insultos, golpes y otros maltratos cotidianos en nuestros hogares y el ambiente en que nos desenvolvemos sean captados por nuestros hijos sin que lo procesen como el comportamiento normal del ser humano. Peor aún, cuando los niños van creciendo, en medio del modelo antes descrito y sin que nos involucremos en su proceso de desarrollo y comienzan a repetir lo que han visto en nosotros, los recriminamos y les aplicamos castigos severos, como si fueran ellos los que nos hubieran malcriado a nosotros, y los convertimos además en nuestra fuente de desahogo. ¿Cómo podemos ser tan ingenuos y aspirar apagar el fuego con gasolina?

Sin darnos cuenta, hemos creado un monstruo de siete cabezas al cual queremos dominar y lo que hacemos es alimentarlo y fortalecerlo.

Exigimos a quienes nos representan, cuyo comportamiento, salvo excepciones, no en muy alto porcentaje, no es diferente al nuestro, que implementen políticas para controlar esta situación. Sin embargo, no somos capaces de cumplir nosotros con la obligación primaria de velar con responsabilidad por nuestros hijos, de darles amor, de apoyarlos, de enseñarlos a ser responsables (llévelos diariamente a la escuela y aprenderán lo importante de cumplir con sus obligaciones).

El problema es ALARMANTE, a nadie le caben dudas. Vivimos buscando dónde están los culpables, pero asomamos la cabeza por las ventanas de nuestros hogares para tratar de encontrarlos. Es tiempo de actuar a la inversa, parémonos en la puerta, demos la vuelta y miremos al interior de nuestras casas y seguro los vamos a encontrar.




Leave a reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

You may also like