La promesa del Borinquen, Subriel Matías, está emocionalmente abatido, desconsolado, con un sentimiento difícil de explicárselo a alguien, al menos a alguien que no haya pasado por lo mismo.

La noche del viernes pasado, en Maryland, ‘El Browny’ Matías libró una cruenta batalla ante el boxeador ruso de 28 años, Maxim Dadashev. Una guerra que se extendió por once largos y muy duros rounds. Matías al final salió con la mano en alto, pero su rival tuvo el más triste de los desenlaces. Luego de ser prácticamente obligado por su entrenador, Buddy McGirt, a no salir a combatir la última ronda, Dadashev perdió el conocimiento en la ambulancia rumbo a un nosocomio. Luego, el domingo fue operado de urgencia y este martes se regó por el mundo la horrible noticia. El ‘Mad Max’ falleció por los golpes recibidos el viernes anterior.

El 24 de octubre de 1959 José Becerra había vengado a su compatriota, el gran ‘Ratón’ Macías, de la derrota sufrida a manos de Alphonse Halimi, derrotando al argelino radicado en Francia por nocaut en ocho asaltos. Luego, el de Jalisco enfrentó a un muchacho de Virginia llamado Walt Ingram. Becerra lo noqueó de manera técnica en nueve asaltos en La Coliseo de Guadalajara. A Ingram su entrenador también le detuvo al pelea y el boxeador, al igual que Dadashev, se negaba a abandonar el duelo. Luego de felicitar al ganador, el chico estadounidense de 24 años se desvaneció en el ring y jamás volvería a despertar.

Ingram murió tan solo un día después por un paro cardíaco y luego de haber sido intervenido en un hospital de México para erradicar dos coágulos sanguíneos en su cerebro. Mucha gente que estaba entre el público aquella noche se sentiría de alguna manera culpable. Ellos habían pedido a gritos la cabeza de Ingram. Habían arengado a Becerra a acabarlo, a no tenerle piedad.

Pero nadie tuvo más sentimiento de culpa que el ‘Joe’ Becerra. Luego de aquel accidente el mexicano jamás fue el mismo. El instinto de culminación simplemente se fue. Se detenía, frenaba sus golpes. Algunas subsecuentes victorias se fueron a la distancia cuando claramente podía terminarlas antes.

«No tenía idea de que le estaba haciendo daño, el parecía muy fuerte, no tenía idea de que pudiera ocurrir esto».

Declaró el tapatío luego del fatídico pleito. Los años siguientes el boxeo se volvió en una pesadilla para Becerra, al grado de que la historia cuenta que rechazó 75 mil dólares, una pequeña fortuna por aquel tiempo, por enfrentar a Eder Jofre.

«La muerte del negrito me acabó».

Solía decir ‘Joe’ Becerra, quien finalmente se retiró de la ‘Dulce Ciencia’ con tan solo 26 años de edad.

Hoy los tiempos han cambiado. Se cuenta con muchas más herramientas en la medicina deportiva y con psicólogos dedicados al 100 por ciento al deporte. Habrá que implementar más y mejores controles, aumentar el tamaño de los guantes, o innovar con ideas frescas en pro de la seguridad de los gladiadores quienes arriesgan su vida cada que suben a un cuadrilátero.

Pero mientras eso sucede, Matías no es culpable de nada y así lo debe asumir. El puertorriqueño jugó limpio, con las reglas establecidas y ganó de manera cabal.

El lado triste del boxeo nos dejó ver su fea cara una vez más. Es claro que nadie quisiera estar en los zapatos de la familia y allegados de Dadashev. Sin embargo es la realidad del pugilato, un deporte de contacto, con riesgos igual que algunos otros.

Levante la cara y siga adelante Subriel. Nadie tiene nada que reclamarle.

(Crédito de Fotos: Mikey Williams / Top Rank)

Comunicado de Subriel Matías respecto al lamentable deceso de Maxim Dadasehv.

«POR ESTE MEDIO QUIERO EXPRESAR MI DOLOR SOBRE LOS hECHOS ES LAMENTABLE LO SUCEDIDO NO TUVE EL HONOR DE CONOCERTE PERO LO QUE SI ESTOY SEGURO ES QUÉ ERAS UNA GRAN PERSONA. QUIERO UNIRME AL DOLOR DADASHEV.m. NADIE ESTÁ PREPARADO PARA MORIR Y MENOS BUSCANDO UN SUEÑO SIMPLEMENTE SUBIMOS AL RING PENSANDO EN UN BIENESTAR PARA NUESTRA FAMILIA SIN SABER LO COMPLICADO Y DIFÍCIL QUE ES SUBIR AL RING. VUELA ALTO GRAN GUERRERO SOLO DIOS SABE EL PORQUE DE LAS COSAS SIEMPRE TENDRÁS MIS RESPETOS R.I.P MAXIM DADASHEV».

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