Andre Ward decidió colgar los guantes en días pasados, alegando; «Quiero que esté claro: me retiro porque mi cuerpo no puede soportar más los rigores del deporte y por lo tanto mi deseo de pelear ya no existe. Si no puedo darles a mi familia, mi equipo y mis fanáticos todo lo que tengo, entonces no debo seguir peleando.»


A su vez Ward agradeció a sus seguidores por haber estado siempre firmes con el, su equipo de trabajo al rededor de toda su carrera; «De todo corazón, agradezco a todos ustedes que han tenido un papel en mi travesía. Ustedes saben quiénes son. No podría haberlo logrado sin ustedes», escribió.


En el mundo del boxeo hablar de Andre Ward es hablar igual o mejor de como se habla de Floyd Mayweather Jr. Ward se puede definir como un boxeador cuya técnica fue siempre fina, depurada y a través de cada combate se le veía incluso mejor o improvisando de manera inteligente, más no urgida. Ward siempre fue considerado el #2 libra por libra, justo detrás de Mayweather Jr, pero su calidad siempre fue tal, que para muchos fanáticos, expertos de la materia, fácilmente ‘SOG’ pudo siempre haber sido ubicado en el puesto #1. Pero, estamos hablando de Floyd Mayweather y quizás lo extra que tuvo Floyd a diferencia de Ward, que lo colocaba en ese primer puesto (sin querer restar méritos a su talento y carrera) es la publicidad y lo mediático, para bien o para mal que Floyd siempre fue.

Siempre habrán detractores en la carrera de todo atleta, más si son élites y más si no son de un estilo vistoso o el favorito del fanático y Andre Ward nunca escapó de ello. Siempre criticado por tener un estilo «aburrido» y mezquino, pero las personas que siempre le criticaron eso, al parecer nunca vieron sus combates en el famoso Campeonato Super Six World Boxing Classic, en el cual enfrento y derroto a cada uno de sus rivales de manera espectacular y bien trabajada. Rivales que no fueron cosa sencilla; Carl Froch, Arthur Abraham, Glen Johnson, Jermain Taylor, Mikkel Kessler, Andre Dirrel y Allan Green.

Ward ganó sus 32 peleas con 16 nocauts. Ganó el oro olímpico como semipesado en 2004. En 2009 ganó la corona supermediana de la AMB al vencer a Mikkel Kessler, y unificó el título en 2011 cuando se impuso a Carl Froch en la final del torneo Super Six de supermedianos.

Al conseguir ganar este campeonato, Ward colocó su nombre sobre la mesa en el mundo del boxeo profesional y a partir de allí solo los éxitos en el mundo deportivo vinieron a el.  Recordemos su combate con Chad Dawson, donde en los papeles Ward aún siendo favorito, estaba por enfrentar a un rival que desde hace mucho tiempo ponía en real peligro su invicto, y sin embargo, el combate fue un abuso por parte de Ward, pasandole por encima en todo sentido a Dawson, el contragolpe, los cruzados de derecha a la quijada, el golpeo arriba y abajo, para finalmente ganar por la vía del TKO en 10 asaltos, volviendo a colocar su nombre como uno de los mejores libra por libra. Este sería el último reto de nivel en la división de las 168 para Ward.

Luego vendría el gran reto de subir a 175 libras, en busca siempre de enfrentar a los mejores, y en este caso en dicha división el nombre y hombre más temido era el ruso Sergey Kovalev, quien venía desde hace un tiempo, simplemente demoliendo y triturando a cada uno de los rivales que le colocaban en frente. Ward simplemente no rehuyo al reto y enfrento a Kovalev, en un primer combate lleno de acción, donde Ward fue enviado a la lona por primera vez en su carrera profesional, en el segundo asalto y las alarmas se encendieron.

Pero una vez más Ward demostró que no solamente es un tipo que sabe boxear y ya, demostró inteligencia y de la mano de Virgil Hunter, logró remontar ese asalto donde visitó la lona y fue ganando round tras round, de una manera inteligente, siendo paciente, usando sus armas, pero yendo más allá, usando a su favor, las debilidades encontradas en el peleador ruso, y al final logró convertirse campeón mundial en una nueva división, destronando así al peleador e invicto Sergey Kovalev.

Combate que fue muy discutido, muchos vieron empate, muchos vieron ganador a Kovalev claramente, y algunos, para no decir pocos, vieron ganar a Ward. Y como bien ya hemos mencionado anteriormente, Ward siempre se ha caracterizado como un tipo de retos y su próximo combate fue la revancha directa con Kovalev. Esta vez el pleito sería en Las Vegas, la meca del boxeo mundial, y se le fue cuestionado a Ward el no llevar esta revancha al patio de su casa en Oakland, y una vez más el señor de los retos acepto ir a pelear en un sitio donde «el casino nunca pierde».

Revancha competitiva, si, pero desde un principio Ward dejó bien en claro que el era el campeón, era quien llevaría el control del combate, se le vio mucho más agresivo, decidido, siempre inteligente y llegaría el asalto número 8 donde un recto potente de derecha, haría impacto en la mandíbula de Kovalev, dejándolo en malas condiciones, y Ward se le fue encima, conectando ganchos al cuerpo, impactando en zonas blandas, arrinconando a Kovalev al punto donde simplemente no pudo más y hubo que detener el combate. ¡ANDRE WARD LO VOLVIÓ A HACER Y ESTA VEZ DE MANERA CATEGÓRICA!.

Andre Ward vivía la mejor y más épica noche en su carrera como profesional y se llenaba de gloria y mucha más aceptación, siendo ratificado una vez más como uno de los mejores boxeadores de su época y dejando huella en el mundo del boxeo.

Ward es considerado actualmente el mejor púgil libra por libra por la revista Ring Magazine, a pesar de su retiro. Pero en una entrevista dijo ya no quiere seguir entrenándose lo necesario para prepararse para sus peleas. «La gente ve lo que hago la noche de la pelea, bajo las luces, pero no ve el trabajo diario, el esfuerzo, no ve el dolor físico por el que pasa uno, no solo en las peleas, sino para prepararse y estar listo para esas batallas», le dijo a ESPN.

El mundo del boxeo va a extrañar y mucho al ‘Hijo de Dios’, ya que con el, se va uno de los mejores peleadores del momento, quien para este servidor tendrá un lugar seguro en la historia de este deporte y seguirá siendo ejemplo a seguir para la camada de jóvenes peleadores del presente y esa nueva generación de boxeadores del futuro. Hablar de Andre Ward no es simplemente hablar del ‘Hijo de Dios’, hablar de Andre Ward no es nada más hablar sobre un boxeador más del montón y ya, hablar de Andre Ward es sinónimo directo de constancia, dedicación, sacrificio, respeto por ti, por tu equipo de trabajo, tu profesión y el futuro de ti y de los tuyos.

Hablar de Andre Ward es hablar de uno de los Dioses del boxeo mundial.

 

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