La noche del 26 de agosto los ojos del mundo estaban sobre un solo hombre, y ese fue Floyd Mayweather. El múltiple campeón mundial y quien para muchos es uno de los mejores boxeadores, cuidado sino el mejor de su época, volvía al cuadrilátero luego de 2 años de descanso, siendo su última aparición ante el ex campeón mundial y reconocido todo terreno, Andre Berto.

Sin embargo, en esta oportunidad, Floyd no enfrentaría a un peleador común o regular, sino al campeón mundial de la UFC, el irlandés Conor Mcgregor, cosa que impresionó a muchos y siempre puso en tela de juicio este combate o como muchos decidieron llamarlo; ‘evento’.

40 años de edad son los que tiene Mayweather y a pesar de ello, mostró la calidad de siempre. Si, no lo vimos en su estilo de boxear hacía atrás, siendo más defensivo y cauteloso, pero esto es dado que Floyd primero que nada, cumplió con su palabra de ir al frente siempre, de buscar a Conor, y también vimos a un Floyd asimilar sin ningún tipo de problema la pegada de un hombre que estaba pesando alrededor de 170 libras la noche de la pelea y si bien ha sido el que más golpes ha conectado a Floyd (111), ninguno de estos parece haber puesto en malas condiciones al norteamericano.

Los primeros 4 asaltos vimos a un McGregor hacer de todo para conseguir ese ‘lucky punch’ que pusiera en malas condiciones a Floyd y así poder acabarlo, desde cambios constantes de guardia, golpeo arriba y abajo, entrar y salir, empujar a las cuerdas, de hecho, en par de oportunidades el irlandés lo tuvo contra las cuerdas, descargó su artillería y sin embargo esto no logró colocar en alerta a Floyd.

A partir del 5to asalto en adelante todo fue un concierto de contragolpes de Floyd, trabajo al cuerpo mucho más intenso, el cual se vio reflejado en el poco desplazamiento por el ring de Conor, esto además del cansancio acumulado y la constante presión de Floyd, ponían cada vez más en malas condiciones y en una total vulnerabilidad al campeón mundial de la UFC.

Sucedió lo que tanto Floyd nos había prometido en las conferencias de prensa de la pelea y en el asalto número 10, una ráfaga de combinaciones al rostro, rectos de poder, cruzados y el ir hacia adelante siempre, colocó en pésimo estado a McGregor quien solo podía abrazar y sus piernas cada vez más débiles, sin embargo Floyd continuó con el castigo hasta que Robert Byrd vio suficiente y detuvo el combate, otorgando así una victoria por la vía del TKO para Floyd ‘Money’ Mayweather y así colocar su record en un impecable 50-0 y superar de manera oficial el invicto de Rocky Marciano (49-0).

Muchas personas dirán que sucedió lo que debía pasar, y que esta victoria no tiene méritos para Floyd, y si bien no es lo mismo enfrentar a un boxeador de tiempo completo y no a un peleador de artes marciales mixtas, como lo mencione antes, McGregor vendió su derrota cara en los primeros 4 asaltos y en algunos pequeños momentos a partir del 5to round.

El hecho que Floyd haya tenido que tomarse varios asaltos para poder descifrar el estilo incomodo de Conor para así poder ejecutar su plan de trabajo, habla muy bien de lo preparado mentalmente que tuvo que realizar el irlandés.

Floyd Mayweather demostró una vez más su calidad, su inteligencia, su disciplina, demostró una vez más que esa famosa frase de “Hard Work-Dedication” (Trabajo duro-Dedicación) está más vigente que nunca, independientemente si sigue en el boxeo o decida esta vez sí, mantenerse en el retiro. La noche del 26 de agosto del 2017 presenciamos historia al ver como un boxeador con tantos detractores o quizás más que fanáticos, logro superar el record invicto de Rocky Marciano, seguir ampliando su legado y ser ejemplo para boxeadores de la actualidad y futuras generaciones.

50-0, se dice fácil, se lee fácil, pero solo Mayweather sabe todo el sudor, sangre y lágrimas que tuvo que sacrificar para hacer de esa marca algo posible, real y  la cual quedará para la historia.

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